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La lencería utilizada como ropa de cama en los hoteles son los elementos más básicos y los primeros que surgieron como necesarios en los establecimientos con huéspedes.
A los más básicos como las almohadas, sábanas bajeras, sábanas encimeras, fundas de almohada y colchas, posteriormente el auge en la cantidad de huéspedes y la necesidad de ofrecer a los mismos la mayor cantidad posible de Calidad en sus estancias, ha facilitado la incorporación de nuevos textiles necesarios para hacer sentir al huésped el mayor grado de comodidad posible.
Al catálogo de productos anteriormente citado, con el tiempo y la aparición de modas y nuevas técnicas se han añadido otros artículos textiles que pueden entrar también bajo el concepto de ropa de cama hotelera, hablamos de los rellenos nórdicos, fundas nórdicas, plaids o pies de cama y también los cojines decorativos.
La calidad en las sábanas depende de las diferentes composiciones utilizadas, grosor, calidad y cantidad de fibras que contienen los hilos utilizados en tejeduría, paso previo a cualquier fabricación de artículos textiles.
El Algodón sinónimo de Calidad máxima, el Poliéster sinónimo de resistencia a la múltiple utilización a la que se ven sometidos los artículos textiles utilizados en los hoteles; la conjugación de ambos junto con la incorporación de otras materias y los diferentes tipos de acabados y procesos textiles son los que confieren mayor o menor grado de Resistencia y Calidad en los "textiles hoteleros".
Aunque el blanco es el color más solicitado por los huéspedes, porque es ante todo sinónimo de limpieza y garantía de la misma para cualquier huésped, existe en el mercado textil actual una inmensa variedad de coloridos y diseños que enriquecen el catálogo textil de los hoteles y les proporcionan un mayor grado decorativo con lo que el establecimiento hotelero gana en vistosidad, comodidad, diseño, elegancia, y sobre todo consigue que cualquier huésped o visitante se sienta como en casa y QUIERA VOLVER al establecimiento hotelero.